lunes, 28 de abril de 2014

Canción de vuelta

Que, por mucho que creas que todo sigue igual, el mundo cambia. Las personas cambian. Incluso tú has cambiado. Lo sabes cuando te tumbas en la cama por la noche y no piensas en las mismas cosas, ni en las mismas personas. Ni siquiera piensas con la misma mente. Es como si la persona que eras fuera opuesta de la persona que eres, como si el tiempo hubiera cambiado algo dentro de ti que no eres capaz de explicar.

Por no hablar de tus palabras, de tu forma de moverte y de actuar. Todo es diferente ahora.



Pero lo importante es si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana.

Si la respuesta es que sí, deja la dinámica tal y como está.

Si la respuesta es que no...No tengas prisa, siempre estás a tiempo.



"Que el destino no nos tome las medidas"

domingo, 7 de julio de 2013

Y no hay solución

-¿Y qué?¿Cómo está el mundo ahí fuera?¿No hay ninguna novedad? Aquí no me entero de lo que ocurre allá - me dijo.
Yo crucé las piernas e hice un gesto negativo con la cabeza.
-Todo está como siempre. No ha ocurrido nada especial. Quizá las cosas se han ido complicando. Y el ritmo al que avanzan se acelera. Por lo demás, todo sigue como siempre. No, realmente no hay nada nuevo.
El hombre carnero asintió.
-Entonces todavía no ha estallado la siguiente guerra, ¿no?
No sabía qué guerra tenía en mente el hombre carnero, pero sacudí la cabeza.
-Todavía no - contesté-. Aún no ha estallado.
- Pues lo hará un día de éstos - dijo él con voz monótona, sin inflexiones, mientras frotaba las manos, que llevaba enfundadas en guantes-. Ten cuidado. Te recomiendo que lo tengas si no quieres morir. La habrá, con toda certeza. Siempre las hay. No puede dejar de haberlas. Aunque parezca que no, la habrá, sin duda alguna. A los seres humanos, ¿sabes?, en el fondo les gusta matarse. Se matan entre sí hasta que se hartan. Cuando se cansan, paran durante un tiempo. Luego vuelven a empezar. Está establecido. No se puede confiar en la gente, no hacen nada bueno, te matan, se matan entre sí, y nada va a cambiar. Y no hay solución. Si no te gusta, no te queda más remedio que huir a otro mundo.

lunes, 17 de junio de 2013

Baila, baila, baila

Yo no soy un tipo raro.
De veras lo creo.
Quizá tampoco pueda decirse que soy un tipo corriente, pero raro no soy. Soy una persona extremadamente cabal, a mi manera. Muy directa. Directa como una flecha. Soy yo mismo de un modo sumamente natural e inevitable. Dado que es un hecho evidente, no me importa demasiado lo que los demás piensen de mi. La manera en que los demás me ven no me atañe. Mas bien, eso es algo que solo les atañe a ellos.
Algunas personas me consideran mas memo de lo que soy en realidad, y otras me estiman en mayor medida de lo que en realidad valgo.
Pero me da igual. Ademas, la expresión "en realidad" solo se funda en la imagen que he creado de mi mismo. Me consideran un verdadero memo o alguien digno de estima. En ambos casos, me trae sin cuidado. Eso carece de importancia. En este no existen las mal-interpretaciones. Apenas, la discrepancia de ideas. Así lo veo yo.

miércoles, 22 de mayo de 2013

El Jorobado de Notre Dame

La vida no es un deporte que se mira.
Si ver es lo único que tienes que hacer, verás pasar tu vida por delante de tus ojos.



domingo, 14 de abril de 2013

Feliz 14 de abril

“Y se vio a un hombre, a un hombre solo que en la torre del Palacio de Telecomunicaciones de Madrid izó la bandera de la República. Y mágicamente comenzaron a desplegarse en la calle; mágica, instantáneamente aparecieron grupos por todas las bocacalles con banderas republicanas de todos los tamaños; seguían llegando, rodearon bien pronto la Cibeles como una danza ritual. Surgió  incontenible el grito una y mil veces repetido: ¡Viva la República! Y había un hombre con los brazos abiertos y camisa blanca que gritó: ¡Que viva la República! Y hasta ¡Viva España!  que se decía muy poco en aquellos tiempos, porque la patria, esa verdad, no se nombraba. Y gritó por tres veces: ¡Qué viva todo el mundo! ¡Que viva la vida! Así se quedó, inmóvil, con los brazos abiertos. Era un fragmento real de aquel hombre gigante con camisa blanca expresando la Libertad del cuadro Los fusilamientos de Goya de 1.808”.

María Zambrano